EFEHrebenne (Frontera de Polonia y Ucrania)
La joven polaca Agnieszska Kornecka nunca imaginó que se convertiría en una de los cientos de voluntarios que día y noche velan por los refugiados ucranianos que llegan a los puntos de recepción en la frontera con Polonia, donde se apilan a la espera de ser llevados a otras ciudades del país.
Con el coche lleno de cajas de productos básicos que cubren hasta las ventanas, Agnieszska, de 28 años, arranca desde Varsovia en una jornada en la que conducirá más de 600 kilómetros para llegar al punto de recepción del pueblo de Hrebenne, en el sureste de Polonia y fronterizo con Ucrania, donde cientos de personas, la gran mayoría mujeres y niños, intentan dormir y resguardarse del frío en una gélida noche.