Se cumplen ocho días desde que seis mineros quedaron atrapados en las minas de San Antonio, municipio de Santander de Quilichao, sin que hasta ahora las labores de rescate arrojen resultados positivos. Las autoridades locales mantienen los esfuerzos en coordinación con organismos de socorro, mientras las familias de los trabajadores permanecen a la espera de noticias sobre su paradero.
En las últimas horas, la situación en la zona se ha tornado más compleja debido a la llegada de más de 4.000 personas. Aunque algunas acudieron con el propósito de colaborar, muchas otras lo hicieron con la intención de extraer oro, generando un ambiente de tensión en el área minera. Ante este panorama, el alcalde Luis Eduardo Grijalba solicitó el respaldo de los cabildos indígenas para que, a través de la guardia, se pueda reforzar la seguridad.
La emergencia refleja no solo los riesgos de la actividad minera en el norte del Cauca, sino también la fragilidad institucional para enfrentar crisis de esta magnitud. Mientras continúan las labores de búsqueda, las autoridades insisten en que se requiere control y acompañamiento para evitar que la tragedia humanitaria se vea agravada por el desorden y la minería ilegal.