El secuestro de 57 militares en El Plateado, municipio de Argelia (Cauca), no fue un hecho espontáneo, sino una operación calculada por la estructura Carlos Patiño de las disidencias de las FARC, liderada por alias Gugu, un joven de 19 años señalado como reclutador de menores y experto en acciones de guerra irregular. Según inteligencia militar, la comunidad fue instrumentalizada para cercar y retener a los uniformados tras la captura del cabecilla, como parte de una estrategia de presión al Estado.
Las investigaciones revelaron que alias Gugu tenía la orden de reclutar hasta 50 menores por semana para entrenarlos en una escuela clandestina ubicada en el corregimiento de Huisitó. Los niños y adolescentes eran obligados a aprender manejo de explosivos y tácticas de combate, usados luego en atentados como el de Palmira y El Estrecho. Tras conocerse el plan de trasladar a los militares a una zona de emboscada, se ejecutó la operación “Justicia”, que permitió su liberación sin disparos.
En medio de la crisis, las comunidades campesinas y afrodescendientes del municipio de El Tambo emitieron una carta abierta en la que denuncian amenazas, extorsiones y coacciones por parte de las disidencias. Rechazaron el uso violento de las vías de hecho y exigieron al Gobierno nacional cumplir sus compromisos, afirmando que no quieren seguir siendo rehenes del conflicto ni del abandono estatal.