El temor es latente. Tanto que es difícil lograr que integrantes del cuerpo de Guardianes del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) o sus directivos decidan hablar de la situación de seguridad por la que atraviesan a raíz de las amenazas de grupos delincuenciales.
“Declaramos un plan pistola en contra del Instituto Nacional Penitenciario ‘Inpec’ a nivel nacional a partir de la fecha y hasta nueva orden”, dice el grupo criminal aduciendo que a ‘Pipe Tuluá’ le hicieron un montaje en la cárcel con un supuesto plan de fuga porque el jefe de La Inmaculada evitó un atentado contra el jefe de los llamados Comandos de Frontera.
Esa misma noche, dos civiles y cuatro guardianes del Inpec resultaron heridos luego de que fuera lanzado un artefacto explosivo en la entrada de la cárcel de Villahermosa, ubicada en el barrio Villanueva, en Cali.
Al día siguiente, hombres armados atacaron con disparos la cárcel de Buga, donde por fortuna no hubo personas lesionadas, y casi de manera simultánea fue abandonado un artefacto explosivo en inmediaciones de la cárcel de Tuluá y que no llegó a detonar.
Hugo Cárdenas López
22 de jun de 2025, 11:08 a. m.
Actualizado el 22 de jun de 2025, 11:44 a. m.
Sigue el canal de El País Cali en WhatsApp
El temor es latente. Tanto que es difícil lograr que integrantes del cuerpo de Guardianes del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) o sus directivos decidan hablar de la situación de seguridad por la que atraviesan a raíz de las amenazas de grupos delincuenciales.
La más reciente intimidación circuló el pasado 6 de junio en la que una organización que se hace llamar Mago (Muerte a Guardianes Opresores) anuncia una persecución contra el personal del Inpec en todo el país a raíz de la decisión, al parecer con fines de extradición, de mover de cárcel a alias Pipe Tuluá, el jefe de la banda criminal La Inmaculada surgida en Tuluá (Valle).

“Declaramos un plan pistola en contra del Instituto Nacional Penitenciario ‘Inpec’ a nivel nacional a partir de la fecha y hasta nueva orden”, dice el grupo criminal aduciendo que a ‘Pipe Tuluá’ le hicieron un montaje en la cárcel con un supuesto plan de fuga porque el jefe de La Inmaculada evitó un atentado contra el jefe de los llamados Comandos de Frontera.
Esa misma noche, dos civiles y cuatro guardianes del Inpec resultaron heridos luego de que fuera lanzado un artefacto explosivo en la entrada de la cárcel de Villahermosa, ubicada en el barrio Villanueva, en Cali.
Al día siguiente, hombres armados atacaron con disparos la cárcel de Buga, donde por fortuna no hubo personas lesionadas, y casi de manera simultánea fue abandonado un artefacto explosivo en inmediaciones de la cárcel de Tuluá y que no llegó a detonar.
“Ya se adelantan desde la Dirección Regional acciones con los organismos de seguridad para reforzar los protocolos en las áreas perimetrales de las cárceles de la región”, puntualizó el Inpec en un comunicado.
Agrega la fuente, cuya identidad se reserva por temas laborales y de seguridad, que “es absurdo que el Gobierno Nacional haga unos acuerdos o promesas a los internos en las mesas de negociación de un acuerdo de paz con estas organizaciones, como ellos aseguran, y que sea el eslabón más débil de la cadena, el guardián, el que tenga que pagar con su tranquilidad y su vida el precio del incumplimiento”.
El vicepresidente de la seccional Jamundí del Sindicato de empleados Unidos Penitenciarios (Seup), Ever Oswaldo Gómez Peña, cuenta que el panorama es desolador para quienes se encargan de custodiar a las personas privadas de la libertad en varias de las cárceles del Valle del Cauca.
“El panorama actual de las cárceles en el Valle es una zozobra total. Es el abandono del Estado ante la falta de garantías en seguridad para poder ejercer nuestra labor. Porque el hecho de ser funcionarios del Estado no significa que nosotros seamos partícipes de las decisiones que se toman, pero eso nos ha conllevado amenazas de organizaciones como La Inmaculada o esta organización de los Magos”, señala Gómez.
En diálogo con algunos funcionarios y exfuncionarios del Inpec en el Valle del Cauca queda también en evidencia la precariedad de las condiciones laborales y de seguridad en las que permanecen los guardianes.
A la falta de estrategia claras de protección se suma el abandono de la Unidad de Servicios Penitenciarios y Carcelarios, Uspec, encargada en materia logística y administrativa del funcionamiento del sistema carcelario.
“No tenemos las herramientas ni los medios coercitivos para poder generar un seguro frente a esas amenazas. Hoy los funcionarios del inpec estamos trasladando a los privados de la libertad en carros normales, no tenemos ningún carro blindado, faltan chalecos antibalas con sus actualizaciones vigentes, faltan gases, faltan elementos de comunicación como radios, falta de armamento. Entonces nosotros la verdad es que trabajamos con las uñas”, explicó Ever Gómez, del sindicato Seup.
Pese a que el temor ha llevado a que algunos integrantes el Inpec hayan pensado en la posibilidad de renunciar, la unidad y el trabajo en equipo han servido para que entre los mismos guardianes vayan haciendo frente en el día a día a la tensa situación que atraviesan y a la sensación de abandono en la que se encuentran.
Sobre todo porque son los guardianes los encargados del orden interno y por ende los obstáculos que encuentran los grupos armados ilegales en su esfuerzo por ejercer control en los diferentes patios el interior de las cárceles para intentar generar recursos a través de economías criminales.