Versión diario El Tiempo.
“Las características oceánicas y atmosféricas asociadas a las condiciones del fenómeno de La Niña han estado presentes durante las últimas semanas”. Con este anuncio, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) confirmó la semana pasada que las aguas superficiales en la región central del océano Pacífico se han enfriado y se han mantenido en los umbrales correspondientes a este evento climático asociado con un aumento de las lluvias en varias regiones de Colombia.
La noticia llega varios meses después de los primeros pronósticos hechos por las autoridades meteorológicas mundiales. Después de la declaración de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) del fin de las condiciones de El Niño –que dejó altas temperaturas y condiciones de sequía en varias regiones– se estimaba un 65 por ciento de probabilidades de que La Niña llegara en septiembre, pronósticos que mes tras mes se fueron alargando para el final de 2024 y los meses iniciales de 2025, como parece que finalmente sucederá.
“De persistir durante los próximos meses las condiciones observadas recientemente en la región del océano Pacífico tropical, se podría consolidar un fenómeno de La Niña de corta duración e intensidad débil. Situación por la cual el instituto seguirá monitoreando el comportamiento oceánico-atmosférico dando cumplimiento a su misionalidad”, indicaron desde el Ideam en un comunicado.
Según explica Tatiana Sierra, subdirectora de Meteorología del Ideam, para que se consolide como fenómeno, los parámetros monitoreados correspondientes a condiciones tipo La Niña deberán mantenerse de manera sostenida varios meses seguidos. Pero aunque La Niña todavía no se ha consolidado, la persistencia de estas condiciones frías en el Pacífico ya tienen una influencia en el clima de Colombia.
“Puede favorecer un ambiente propicio para el desarrollo de nubosidad sobre diferentes regiones del país durante su periodo de evolución, siendo el centro, norte y occidente del país las zonas donde las fluctuaciones del clima han mostrado históricamente variaciones más destacadas”, detallan desde el Ideam.
Regiones vulnerables
Según la OMM, La Niña es un fenómeno que produce un enfriamiento a gran escala de las aguas superficiales de las partes central y oriental del Pacífico ecuatorial, además de otros cambios en la circulación atmosférica tropical, como en los vientos, la presión y las precipitaciones.
“Los efectos de cada episodio de La Niña varían en función de su intensidad y duración, así como de la época del año en que se desarrolla y de la interacción con otros condicionantes climáticos. Por lo general, La Niña genera en el clima efectos opuestos a los de El Niño, en especial en las regiones tropicales”, indican desde la autoridad meteorológica mundial.
“Generalmente, el fenómeno de La Niña se expresa en Colombia como aumentos de las precipitaciones y disminución de las temperaturas, especialmente en las regiones Andina, Pacífica y Caribe”, detalla Catalina González Arango, profesora del Departamento de Ciencias Biológicas de la Universidad de los Andes que cuenta con más de 15 años de experiencia en el estudio de la historia paleoecológica y paleoclimática de ecosistemas tropicales del norte de Suramérica.
El incremento de las lluvias trae consigo un aumento en el riesgo de inundaciones en municipios ubicados en zonas bajas, cercanas a ríos y áreas costeras, especialmente en departamentos como Antioquia, Bolívar, Chocó, Magdalena y Cundinamarca. Otros riesgos adicionales a los que se enfrenta el país por su geografía son los deslizamientos de tierra y las crecidas de ríos, eventos que pueden afectar tanto a la infraestructura como a las actividades agrícolas y económicas.
Riesgos para la seguridad alimentaria por la disminución de alimentos, aumento de enfermedades por vectores y mortalidad, limitado acceso a servicios básicos y agua para el consumo son otras de las amenazas que deben gestionarse ante una eventual llegada de La Niña, de acuerdo con organizaciones como la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios.
El pronóstico
Según el último informe de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (Noaa), se espera que las condiciones de La Niña se prolonguen hasta el trimestre febrero-marzo-abril y que el sistema océano-atmósfera retorne a la fase neutral durante el periodo marzo-mayo con un 60 por ciento de probabilidad.
El Ideam señala que en el territorio colombiano los valores más probables de precipitación podrían ser muy cercanos a lo normal para el trimestre consolidado enero-marzo de 2025. “Se estima que los aumentos estén entre 10 y 20 por ciento por encima de la climatología de referencia 1991-2020 en el centro-sur de la región Caribe, centro de la región Andina y gran parte de la Amazonia”, prevé la entidad.
Por otro lado, en zonas de la Orinoquia se estiman déficits de precipitación entre un 10 y un 20 por ciento con respecto a los promedios históricos, puntualmente en Meta y sectores de Casanare, así como en La Guajira y litoral del Magdalena en la región Caribe. Mientras que sobre la región Pacífica, en general, se prevén precipitaciones dentro de los valores históricos.
La llegada de más lluvias se esperaría para febrero de 2025. Para este mes, el Ideam estima precipitaciones por encima de lo normal en algunas zonas de las regiones Caribe, Andina y Pacífica consistentes con las condiciones de La Niña, mientras que la temperatura del aire se espera que esté entre los valores típicos de la época del año y anomalías de hasta 1,5 ºC.
Sin embargo, la entidad aclara que La Niña no es el único factor decisivo en el clima de nuestro país.
“Aquí se pueden sumar otras incidencias de escala de una variabilidad diferente, como, por ejemplo, la oscilación Madden-Julian (MJO), que el año pasado incidió con algunas lluvias en su fase convectiva. Estas variables nos trae lluvias en exceso que nos pueden humectar bastante los suelos, lo que nos puede generar deslizamientos, aumentar los caudales de los ríos, junto a otros riesgos asociados a precipitaciones”, concluye la experta del Ideam.
Cambio climático
Frente a estos eventos climáticos, las autoridades meteorológicas como la OMM en los últimos años han sido enfáticas en la influencia que está teniendo sobre ellos el cambio climático generado por los humanos y sobre el nivel de incertidumbre que esto trae a la hora de hacer monitoreo y pronóstico. “Los fenómenos climáticos de origen natural, como La Niña y El Niño, ahora tienen lugar en el contexto más amplio del cambio climático antropógeno, que provoca un aumento de las temperaturas mundiales, exacerba los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos y altera la configuración de las temperaturas y las precipitaciones estacionales”, señalan desde la OMM.
La secretaria general de la OMM, Celeste Saulo, destacó: “Desde junio de 2023 hemos sido testigos de una prolongada racha de temperaturas excepcionales en la superficie terrestre y marina del planeta. Incluso aunque se forme un episodio de La Niña y ejerza un efecto de enfriamiento a corto plazo, ello no invertirá la tendencia a largo plazo de aumento de las temperaturas mundiales fruto de los gases de efecto invernadero que retienen el calor en la atmósfera”.
‘Si se consolida, el fenómeno puede ser corto y débil’
Entrevista con Tatiana sierra, subdirectora de Meteorología del Ideam:
¿En qué regiones del país se suele ver un mayor impacto del fenómeno de La Niña?
Si se llegase a consolidar este fenómeno, puede darse un ambiente muy propicio para el desarrollo de nubosidades en diferentes regiones de nuestro país. Particularmente el centro, el norte y el occidente del país son las zonas donde las fluctuaciones del clima han mostrado que históricamente esta variación es más destacada. Es decir que se pueden presentar más precipitaciones, más nubosidad y puede llegar a traer más lluvias en dichos sectores.
¿Qué riesgos puede traer la consolidación de un nuevo episodio del fenómeno?
No solo este tipo de fenómeno incide en nuestro país, no es la única señal que nos condiciona las variaciones del clima nacional. Aquí se pueden sumar otras incidencias de escala de una variabilidad diferente, como, por ejemplo, la oscilación Madden-Julian (MJO), que el año pasado incidió con algunas lluvias en su fase convectiva. Esto nos trae lluvias en exceso que nos pueden humectar bastante los suelos, lo que nos puede traer deslizamientos, aumento de los caudales de los ríos, entre otros riesgos asociados a precipitaciones.
¿Qué intensidad se estima que puede llegar a tener?
De acuerdo con la información de las series históricas, el país se comporta de maneras diferentes. En algunos lugares puede exceder algunas precipitaciones, mientras que en otros no. Con la predicción climática que estamos haciendo directamente desde el Ideam se estiman unas condiciones climáticas muy estables o normales para esta fecha. Pueden presentarse algunos aumentos de precipitaciones bajos respecto a la climatología de 1991-2020 en el centro y sur de la región Caribe, así como en la región Andina. Por otro lado, hay algunas zonas puntuales donde pueden reducirse las lluvias respecto a los promedios históricos, principalmente en el Meta, algunos sectores de Casanare y partes de La Guajira.
¿Qué tan largo puede ser este nuevo ciclo de La Niña?
En este momento, las condiciones que se están previendo, no solamente por parte del Ideam, sino también en el análisis de los modelos internacionales como los de entidades como la Noaa, es que la tendencia, si se llega a consolidar más adelante este fenómeno climático, podría ser de corta duración e intensidad débil.