EFECasablanca (Marruecos
Rachida Idrissi espera todos los días recibir una llamada de su hermano Mustapha. El joven, de 25 años, lleva sin dar señales de vida desde 2016, cuando viajó a Siria para combatir en las filas yihadistas. De eso se enteró después, porque Mustapha desapareció de la noche a la mañana. De un par de llamadas mudas, ella sospecha que está en una prisión de Irak.
La historia de Rachida es la de decenas de familias marroquíes con hijos y hermanos que un día desaparecieron sin decir nada para incorporarse al yihadismo en los años en que el Estado Islámico conquistaba amplios territorios de Siria e Irak.