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El Arte, la danza y la música: Las herramientas de transformación en Miranda.

La historia de la Fundación Cultural y Social Un Canto por la Vida.
El norte del Cauca ha sido una región golpeada por el conflicto armado y la violencia, dejando huellas profundas en comunidades como la de Miranda. Sin embargo, en medio de estos desafíos, la Fundación Cultural y Social Un Canto por la Vida ha demostrado que el arte puede ser un camino hacia la esperanza y la transformación social.
Desde su creación el 1 de febrero de 2008, bajo la visión del maestro Carlos Efrén Calvache García, esta fundación ha brindado a niños, niñas y jóvenes un espacio donde la música, la danza y el arte no solo representan una forma de expresión, sino también una oportunidad de crecimiento personal y profesional.
Este año, la fundación celebra su 17° aniversario, reafirmando su misión de fomentar la educación artística y generar un impacto positivo en la comunidad. Durante estos años, cientos de jóvenes han encontrado en la cultura una alternativa para proyectar sus sueños, desarrollar su talento y construir su futuro.
«Más que una institución, la fundación se ha convertido en un hogar donde el arte se vive como un camino lleno de posibilidades. A través de la música, la danza y diversas expresiones culturales, los participantes adquieren no solo habilidades artísticas, sino también valores, disciplina y confianza en sí mismos», expresa Carlos Efrén.
Cada ensayo, cada presentación y cada nueva experiencia representan una oportunidad para que estos jóvenes crezcan y sueñen en grande. Con casi dos décadas de historia, la fundación sigue demostrando que el arte no solo inspira, sino que también abre puertas y genera cambios reales en la vida de quienes forman parte de este proyecto.
La labor de Un Canto por la Vida no solo se enfoca en la formación artística, sino en la construcción de una sociedad más resiliente y esperanzadora. En una región donde los jóvenes enfrentan diversas amenazas, el arte se convierte en una vía de escape y en un pilar fundamental para el tejido social.
«La paz, como el amor, se construye con acciones. Nosotros estamos formando a los futuros ciudadanos de Miranda, del Cauca y de Colombia. En un contexto donde las amenazas para los jóvenes son constantes, nuestro papel como gestores culturales es más importante que nunca», enfatiza Carlos Efrén.
Con la convicción de que a mayor inversión cultural, menores serán los problemas sociales, la fundación sigue trabajando incansablemente, demostrando que el arte no solo cambia vidas, sino que también transforma comunidades enteras.
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