La selecciòn Colombia de fùbt0l no alcanzò el sueño de volver al campeonato mundial de fùtbol a pesar que derrotò a Venezuela 1-0 con gol de James Rodrìguez.
Perù derrotò a Paraguay 2-0 y tiene la posibilidad de ir al mundial a travès de Repechaje.
Tomaro del diario El Tiempo:
No es un sueño, aunque los jugadores quisieran abrir hoy los ojos, parpadear, y creer, ingenuos, que aún no están eliminados, que el partido contra Venezuela ni ha empezado, o que la eliminatoria no se ha acabado, que queda alguna oportunidad. Pero no, el papel no miente, la cancha tampoco. La realidad está escrita en grandes letras negras: ¡Eliminados del Mundial! La selección Colombia no va a Catar ni al repechaje, y no es fantasía, es realidad y no de la mágica.
No es un sueño, aunque los jugadores quisieran abrir hoy los ojos, parpadear, y creer, ingenuos, que aún no están eliminados, que el partido contra Venezuela ni ha empezado, o que la eliminatoria no se ha acabado, que queda alguna oportunidad. Pero no, el papel no miente, la cancha tampoco. La realidad está escrita en grandes letras negras: ¡Eliminados del Mundial! La selección Colombia no va a Catar ni al repechaje, y no es fantasía, es realidad y no de la mágica.
Tocaba dizque ganar contra Venezuela y se ganó. Tocaba dizque hacer goles, y les alcanzó para uno. Tocaba dizque rezar por gestas ajenas, y hasta allá no les alcanzó. Los peruanos rezaron mejor. A los 5 minutos ya tenían el regalo divino, el gol que a ellos les sabía a cielo y a Colombia a infierno.
Si Perú ganaba, no importaba cuánto sudor y lágrimas derramara Colombia en Venezuela. Podía ganar 100 a 0 si eso fuera posible, y nada cambiaría la historia. Es el castigo celestial de depender de otros.
Colombia, sin milagro
Y así pasaron 10, 15, 30 minutos y nada. Todo igual. Perú ganando. Colombia empatando contra el equipo que ahora dirige Pékerman. Y sin gol. Y sufriendo en los dos arcos, allá porque no entraban, y acá porque Venezuela asomaba. A David Ospina le tocó amarrarse los guantes para evitar una catástrofe peor.
Antes de terminar el primer tiempo, hubo una luz, débil, pero luz al fin y al cabo. Aunque eso ahora solo sirva para llorar sobre letras derramadas. Fue un golpe sobre Borré en el área, una imprudencia, la jugada pasó por el estrado del VAR, el juez Sampiao señaló el crimen: penalti. James agarró el balón como si fuera suyo, lo miró, una caricia, quizá unas palabras, y la pelota, tan resistida, no le comió cuento, fue a un palo al que Faríñez, dueño del viento, voló y atajó. En ese momento alguien tuvo que rezar más fuerte que los peruanos, que ya ganaban 2-0 –quizá se relajaron en los ruegos–, porque el juez repitió el penalti, ya que Faríñez se adelantó. James buscó reconciliación, “no peleemos más, pelota”, debió decirle, y la convenció, aunque por si las dudas la castigó con un remate violento, al mismo palo de antes, y la pelota fue adentró como si gritara, 1-0.