EFEKiev
“No tengáis prisa, porque si tenéis prisa vais a cometer errores. Y si cometéis errores, vais a morir”, dice el instructor a un grupo de cincuenta jóvenes que antes de la guerra tenían una vida completamente normal. Ahora, portan uniforme militar, van armados y están aprendiendo a cómo combatir porque, en pocos días, se irán a reforzar uno de los frentes de Ucrania.
Tienen edades de entre 18 y 29 años, algunos entraron recientemente a la universidad y otros la terminaron hace años, pero hoy se suben a un autobús a grito de “¡Gloria para Ucrania!”, “¡Gloria para los héroes!” y “¡Putin es un desgraciado!”, para asistir a clase, a pesar de que todos los colegios en el país cerraron por la guerra.