Una preocupante escalada de violencia protagonizada por las disidencias de las Farc mantiene en zozobra a varios municipios del norte y sur del Cauca. En las últimas horas se han registrado múltiples hostigamientos y ataques armados, sin que hasta el momento se conozca un pronunciamiento oficial por parte del Ejército, la Policía o el Gobierno Departamental.
Las acciones comenzaron con tres hostigamientos a bases militares en el municipio de Suárez, seguidos por ataques a la estación de Policía de Caloto, donde también fueron abandonados cilindros presuntamente cargados con explosivos en pleno casco urbano. Posteriormente, a plena luz del día, la estación de Policía del municipio de Padilla fue blanco de otro ataque armado, que obligó a las autoridades locales a decretar medidas excepcionales de seguridad.
La situación se torna aún más crítica con el atentado contra el líder indígena Jeferson González, del pueblo Kokonuko y consejero de la Asociación de Cabildos Genaro Sánchez, quien resultó ileso tras ser atacado a tiros en el sector de Calaguala, municipio de Puracé. A este hecho se suma el asesinato de José Efrén Vallejo Ruiz, presidente de la Junta de Acción Comunal del corregimiento El Hoyo, en el municipio de El Patía, y la presencia de hombres armados sobre la vía Panamericana que interceptaron tractocamiones, posteriormente recuperados por la Policía.
La violencia también alcanzó las cercanías de Popayán, donde la senadora Aída Quilcué denunció el hurto de una camioneta perteneciente al esquema de protección colectiva del Resguardo Pickwe Tha Fiw, en el sector de Rioblanco. Según la congresista, una de las personas que se movilizaba en el vehículo fue liberada en la vía hacia Morales, pero aún se desconoce el paradero de otra ocupante.
El panorama de seguridad en el Cauca se torna cada vez más complejo, mientras las comunidades piden una respuesta urgente del Gobierno Nacional y de las autoridades militares y policiales para contener la ofensiva de los grupos armados ilegales. La falta de pronunciamientos oficiales aumenta la preocupación ciudadana frente a un departamento que parece sumido nuevamente en un escenario de guerra y miedo.