POR DANIEL GARCÍA-PEÑA,
EMBAJADOR DE COLOMBIA EN ESTADOS UNIDOS
Durante mi llamado a consultas en Bogotá, sostuve una conversación estratégica con el presidente Gustavo Petro sobre la relación entre Colombia y Estados Unidos.
Esta semana regresé a Washington D.C., siguiendo sus instrucciones, con una renovada hoja de ruta, posible y necesaria, para construir una agenda bilateral que refleje las transformaciones profundas que hoy vive Colombia, desde un enfoque de paz, equidad y dignidad, en el contexto complejo de los Estados Unidos bajo el gobierno de Trump.
Revisamos los pilares de esta etapa de la relación bilateral. En materia de seguridad, la experiencia operativa de nuestra Fuerza Pública, en coordinación con agencias estadounidenses, continúa siendo un referente de éxito en la lucha contra las organizaciones criminales transnacionales que azotan las sociedades de ambos países.
En política de drogas, mantenemos un enfoque integral. El objetivo de erradicar 30.000 hectáreas de cultivos ilícitos para 2025 hace parte de una estrategia más amplia que combina sustitución voluntaria, inversión social y titulación de tierras para transitar de las economías ilegales a las economías lícitas.
Asimismo, los esfuerzos de la Fuerza Pública se dirigen a combatir y desmantelar las organizaciones criminales del narcotráfico, mediante la incautación de cocaína, la destrucción de laboratorios, la extradición de las cabecillas y una ofensiva contra sus estructuras financieras.
Sobre migración, trabajamos con el gobierno estadounidense en el trato digno y humano para nuestros connacionales en situación de deportación. Desde enero de este año, en 30 vuelos de la Fuerza Aeroespacial Colombiana, más de 3.000
compatriotas han regresado a casa, con pleno respeto por sus derechos.
También avanzamos en la creación de un mecanismo biométrico —limitado exclusivamente a ciudadanos extranjeros— que proteja nuestras fronteras y contribuya a la gestión ordenada de flujos migratorios, que en ningún caso implica compartir datos de ciudadanos colombianos.
El comercio también es parte central de esta agenda. Mantenemos un diálogo técnico y permanente que permita ampliar los beneficios del comercio a las regiones y poblaciones históricamente abandonadas de la Colombia profunda.
Mirando al futuro, la Plataforma País es una apuesta central de nuestra diplomacia económica para atraer inversiones orientadas a la transición energética justa y el desarrollo sostenible, que constituye una invitación a las empresas estadounidenses que contribuyan al desarrollo alineada con las políticas del Gobierno Nacional.
Finalmente, reconociendo la deuda histórica con Haití, Colombia tiene el compromiso y disposición de liderar esfuerzos multilaterales para la reconstrucción de su institucionalidad, desde nuestra experiencia en paz y cooperación regional.
La visión del presidente Petro —firme, justa y transformadora— ha permitido trazar una hoja de ruta clara, que no se quede en el pasado, sino que proyecte una cooperación renovada.
Si bien existen diferencias evidentes con muchas de las políticas del gobierno actual de Estados Unidos proponemos trabajar en esos asuntos en los cuales existen intereses comunes para enfrentar juntos los grandes desafíos de nuestro tiempo.?