Lorena nació el 27 de marzo de 1985, al interior de la casa familiar, en uno de los tres municipios de la Bota Caucana. Era la hija mayor entre las mujeres. Vivía junto con sus padres y con 13 hermanos y hermanas cuando desapareció, en junio de 2000. La última noticia que tuvieron de ella llegó a mediados de 2003, a través de un mensaje enviado con un vecino y amigo de la familia.
Las condiciones económicas exigían que los hermanos mayores trabajaran. Ella estudiaba en la noche y en el día hacía oficios varios en casas de familia. Fue una de esas noches, después de sus clases, cuando no regresó. Tenía 15 años.
«Ella me ayudaba», recuerda la madre. «Se levantaba e iba a trabajar a un lado y el otro, no era perezosa. Ella vivía colaborando siempre. Fue un apoyo muy grande para sus hermanos. Ella era muy alegre, activa, le gustaba jugar mucho de niña. Los tres mayores eran muy unidos. Le gustaba ayudarme en la cocina. Ya más grandecita andaba mucho con el papá. Le gustaba hablar con las personas, ella andaba muy contenta. Nadie piensa que algo así puede pasar».
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A finales del 2024, en Popayán, en un sentido acto, la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), junto con la Fiscalía General de la Nación y la Unidad para la Atención Integral para las Víctimas, hicieron la entrega digna del cuerpo de Lorena a su familia, quienes en estos 21 años no supieron nada de ella. La ceremonia incluyó la socialización de los informes de investigación forenses y el acompañamiento psicológico pertinente.
A la misa asistió el padre de Lorena, quien un mes después, dado su delicado estado de salud, falleció.
«A pesar de todo, estamos aquí unidos. Lo que tenemos entre nosotros, la hermandad, el amor en familia, eso es algo que nadie nos lo va a arrebatar nunca», dijo uno de sus hermanos. Luego, en compañía de su familia y del equipo de la UBPD en el Cauca, emprendieron el viaje hacia el Macizo caucano, donde inhumaron el cuerpo de Lorena según sus creencias familiares.
— Recuerdo cómo mi papá la quería — dice otra de sus hermanas.
— Yo decía: «¿por qué ella será la preferida para él?». Nosotros existíamos, pero él era solo ella. Salían a cazar. A mi papá le gustaba mucho eso y a ella, también. Vivíamos en el campo, teníamos maíz, vacas. La recordamos así, muy activa, de un lado para otro con mi papá. A mi hermanita le gustaban mucho los caballos, una vez nosotros teníamos una mulita vieja y nos gustaba mucho andar con ella. A nosotras tres, que éramos las últimas, ella nos llevaba para aprender a montar.
El cuerpo de Lorena fue hallado en 2021, en el marco de la intervención al Cementerio Central de Florencia, en Caquetá, durante una prospección realizada por la Fiscalía y, posteriormente, fue registrado como Cuerpo no identificado (C.N.I.) al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Neiva, en Huila. Ese mismo año, la familia presentó la solicitud de búsqueda ante la UBPD. Tras la investigación humanitaria y extrajudicial se obtiene, a través de los perfiles de identificación genética, una coincidencia con los padres biológicos.
«Es muy importante la articulación interinstitucional en torno a la búsqueda, porque es tener muchas más personas aliadas trabajando por un mismo fin, con una misma intención: encontrar a todas las personas que continúan desaparecidas a nivel de todo el territorio nacional», afirma la fiscal Esperanza Cruz Morales. A lo que complementa: «Ya sabemos que superan las 126.000 personas en todo el país, necesitamos apoyarnos entre instituciones que trabajen con un mismo fin. Un ejemplo de ello es esta diligencia de entrega digna de Lorena. Los más beneficiados de estas articulaciones son los familiares de las víctimas».
Desde el Grupo Interno de Trabajo Territorial de la Unidad de Búsqueda del Cauca, en Popayán, el coordinador Óscar Montero de la Rosa acompañó en territorio a la familia. Señaló que esta acción humanitaria fue posible gracias a la articulación interinstitucional con entidades que han trabajado conjuntamente en el proceso de la búsqueda. «Con esta entrega digna continuamos dando alivio a los familiares, paz a los territorios, pero también esperanzas a esas otras familias que siguen buscando con nosotros a sus personas dadas por desaparecidas en el Cauca y Colombia».