Con un acto conmemorativo y la presencia de autoridades locales, gestores culturales y ciudadanía, la Alcaldía de Popayán acompañó la celebración de los 30 años de la lámpara bohemia del Teatro Guillermo Valencia, un símbolo que desde 1994 adorna su salón principal y forma parte de su memoria histórica.
La lámpara, donada por el gobierno de la República Checa gracias a la gestión del entonces embajador de Colombia, Edgar Marín Orozco, ha permanecido suspendida en el centro del teatro como un emblema del intercambio cultural entre naciones. Según su hijo, Daniel Orozco Caicedo, este elemento “sirve como símbolo de unidad de los patojos y destaca también la sinergia que se hizo para trabajar en lo público y lo privado y lograr resultados como esta lámpara”.
Fernando Ortiz, ingeniero restaurador del teatro en los años noventa, recordó que la intervención a la infraestructura tomó seis años de trabajo. “Fue una dedicación de día y noche pensando en cómo hacerlo lo mejor posible para dejarle un regalo a la ciudad”, expresó.
Por su parte, Diego Fernando Yagüe, actual director del Teatro Guillermo Valencia, subrayó: “Es algo supremamente meritorio, habíamos esperado mucho ese reconocimiento tan grande de lo que fue la gestión del doctor Edgar Marino Orozco Agredo. Para nosotros representa la unidad de dos países, de dos continentes, y el progreso que debemos buscar”.
Durante la actividad también se realizó el descenso temporal de la lámpara para facilitar su proceso de limpieza, en una acción que permitirá preservar su estado y prolongar su permanencia en el escenario más emblemático de la ciudad.