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La excanciller ecuatoriana María Fernanda Espinosa pide rediseñar la ONU con un mayor peso de la Asamblea General

Madrid (EFE).- La excanciller ecuatoriana María Fernanda Espinosa (2007 y 2017-2018) opina que el diseño de la ONU tiene que “ser repensado de manera profunda” y “rebalancear el poder y la influencia”, por ejemplo, de su órgano “más democrático”, la Asamblea General, pues el mundo y sus problemas son totalmente diferentes de 1945.

“Vivimos un escenario multipolar evidente, donde hay potencias emergentes importantes” en un escenario “policéntrico”, aunque la ONU sigue haciendo muchas cosas que “no se ven” para afrontar las crisis y favorecer la convivencia mundial, asegura en una entrevista con EFE en Madrid.

La crisis climática, la inteligencia artificial, la seguridad que trasciende los conflictos entre estados, grupos extremistas muy bien armados o los grandes desplazamientos migratorios sacuden la estabilidad mundial.

Incide también Espinosa en la “necesidad de repensar los métodos de trabajo del Consejo de Seguridad”. Si el rediseño de la ONU se centrara solo en aumentar el número de miembros permanentes, con el mismo estilo de toma de decisiones, “las cosas no van a mejorar”, augura.

Y pide darle más fuerza al Consejo Económico Social y a la financiación para el desarrollo, pues hay un “déficit crónico” de recursos que retrasa los objetivos de la Agenda 2030 de La Asamblea General de la ONU , según Espinosa, que participó en el ciclo “La humanidad en su laberinto” de la Casa Encendida de Madrid.

Por el contrario, denuncia, aumentan los gastos en armas al mismo tiempo que la pobreza, el hambre y la desigualdad.

“Creo que ahí hay una responsabilidad común -comenta-, pero diferenciada. Obviamente, hay personas que tienen más que decir y más qué hacer que otras. Y yo sigo dándole un gran peso al valor de la ciudadanía informada y activa”.

“Sabemos que necesitamos políticas coordinadas”, por ejemplo para hacer frente a una próxima pandemia, resalta.

Sin embargo, “uno de los problemas de la humanidad es que no aprendemos de la experiencia”, por ejemplo de las guerras. Y “dolorosamente vemos que el estado de crisis se ha convertido en el estado natural” del mundo, añade Espinosa, expresidenta de la Asamblea General de la ONU.

Y preguntada por si será la próxima secretaria general, piensa que “falta tiempo para eso”, pero en cualquier caso “tiene que ser una mujer”.

Multilateralismo

Así, apuesta por “un proceso de rediseño” de las instituciones de gobierno y profundizar en temas como el incremento de la cooperación, de la solidaridad, una reconciliación “urgente” con la naturaleza y formas de producir y consumir sostenibles.

“Y por otra parte, ponernos de acuerdo para honrar y respetar los acuerdos que hemos suscrito a nivel internacional: las convenciones, los tratados, pues los compromisos cuentan para toda forma de convivencia”, erosionada últimamente en el mundo.

Plantea que los ciudadanos en general, los jóvenes, las mujeres, los empresarios conscientes y responsables y las grandes potencias deben parar a pensar para “rehacer” la situación: “De hecho, nuestras economías, nuestras sociedades, no están funcionando”.

“Y aquí, el gran reto es cómo construir unidad en la diversidad -prosigue-. Pero tampoco es responsabilidad exclusiva de los grandes líderes mesiánicos (…) Yo diría que es una responsabilidad común”, también de la sociedad, en particular de los jóvenes.

Porque “lo que realmente angustia es ver que los jóvenes van perdiendo el interés, se ha sembrado mucho un espíritu como de indiferencia y de desencanto sobre las instituciones democráticas”, constata.

Y aquí hay un problema que es la necesidad de “reinventar y fortalecer los sistemas de partidos políticos, las instituciones democráticas”, según Espinosa, directora ejecutiva de Global Women Leaders for Change and Inclusion” (GWLvoices).

Refuerzo de la Celac

Preguntada por la crisis de Ecuador, dice que son problemas, no solamente de su país, sino de “muchos” de la región: “Los problemas que compartimos en América Latina, por ejemplo, el crimen organizado, el narcotráfico, la inseguridad, la migración no segura y no regular y el cambio climático”.

Comenta que la región es “tremendamente vulnerable al cambio climático”, uno de los factores de “expulsión de población hacia el norte”.

Para afrontar estos retos, plantea fortalecer instancias como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), y para eso no se necesita pensar igual ni tener los mismos modelos políticos en cada país, sino “unidad en la diversidad”.

Son desafíos comunes, el desempleo, la ‘exportación’ de jóvenes profesionales bien formados a otros países por falta de oportunidades. “El tema de la inseguridad y del miedo pueden ser factores de tremenda desestabilización y de erosión del contrato social en los países”, constata Espinosa.

Son cuestiones que requieren una respuesta común en el caso del narcotráfico, por ejemplo, de la migración masiva, por encima de ideologías.

“Necesitamos soluciones regionales y un diálogo realmente serio con el país de destino que es Estados Unidos”, apostilla. EFE

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